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Cuidemos el pálido punto azul

Autor: Kiefferson Morales-Cruz

 

"Consideremos de nuevo ese punto: ¡Es nuestro hogar, eso somos nosotros! (…) La tierra es un pequeñísimo escenario en una vasta e inmensa arena cósmica (….) Piensa en la impaciencia por matarse los unos a los otros, en la frecuencia de sus mal entendidos, en lo fervientes que son sus oídos ante determinadas formas de pensar, lo necio de nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia y la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el universo".

 

"Todas esas creencias son desafiadas por ese punto de luz pálida, por una mota solitaria que es nuestro planeta, flotando en esta inmensa y envolvente oscuridad cósmica (…) En mi opinión, no hay mejor demostración de la locura que es la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, recalca la responsabilidad que tenemos de tratarnos los unos a los otros con más amabilidad y compasión, y de preservar y querer ese pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido".

(Carl Sagan, Un punto azul pálido, 1994)

 

Walter Benjamin, en Angelus novus (1920), plantea de manera ficticia la existencia de un ángel que, desde el futuro, observa las catástrofes que como sociedad vamos ocasionando. Ahí donde los seres humanos vemos acontecimientos, el ángel ve catástrofes irremediables. “El ángel de la historia está con los ojos demacrados, alejándose viendo el pasado”. A inicios del 2024, hemos podido constatar estos desastres, reflejados, por ejemplo, en la crisis que se vivió Japón y México, productos de un terremoto y un huracán respectivamente.

 

Si bien se pueden rastrear distintas causas para estas problemáticas, no hay duda de que una de ellas tiene que ver con el cambio climático. Según el El País, la ONU informó que las emisiones de CO₂ siguen incrementando a pesar de la urgencia de reducirlas. Los desastres ocasionados por fenómenos naturales están comprobados. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la superficie de la Tierra ha sido más cálida en cada uno de los decenios desde 1850. Esto ha ocasionado que la temperatura se vea alterada, la cual, a su vez, genera que el nivel del mar se eleve debido al derretimiento del hielo y nieve. No solo ello, sino que traerá consigo otras consecuencias, tal y como se muestra en la siguiente imágen debajo (Fuente: Futuro Sostenible, 2017)

 

 

Ahora bien, nos remontamos a la época de la Ilustración, en donde uno de sus principios filosóficos fue someter a la naturaleza a los intereses del hombre. Esta instrumentalización del medio ambiente es de las principales causas de estos males. Tal y como lo muestran Max Horkheimer y Theodor Adorno (1958), representantes de la escuela de Frankfurt, la razón fue utilizada solo para conseguir beneficios útiles y prácticos, a costa de las consecuencias éticas que tengan; es decir, lo que se buscaba era la máxima productividad y ganancia (lo que originó las grandes innovaciones tecnológicas), descuidando el desarrollo y progreso en los valores.

 

Frente a este escenario que instrumentaliza hasta las relaciones humanas, habría que plantearse la pregunta que se hacía César Vallejo: “¿Qué hacer?”.

Una de las puertas de acción es la Educación, específicamente la Educación Ambiental. Esta se define como el proceso mediante el cual se educa a la sociedad para que tomen conciencia y actúen en pro del medio ambiente y de la realidad global del planeta. Frente a este objetivo, los docentes juegan un rol fundamental, pues al ser los mediadores para lograr los aprendizajes, habilidades y capacidades de los estudiantes desde temprana edad, tienen una oportunidad de oro. 

 

En el caso de Perú, el Ministerio de Educación (MINEDU), en el Currículo Nacional de Educación Básica (2017) plantea como un enfoque la educación ambiental. Esto significa que en los diferentes cursos se debe tener en cuenta al medio ambiente para su cuidado y preservación. Esto se observa en el planteamiento de situaciones significativas, el diseño de materiales, la programación de materiales y tareas, las actividades de reflexión y más. Otros países también plantean en sus planes de estudios la importancia del medio ambiente, algunos motivados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

 

Asimismo, la escuela es la principal impulsora de estas prácticas ambientales hacia los niños y jóvenes. Estas medidas de inserción y prácticas ambientales pueden ser las siguientes: 

 

  1. Talleres de concientización ante la crisis climática y de separación de residuos.
  2. Reciclado y compostaje de residuos orgánicos.
  3. Campaña de recolección de pilas.
  4. Talleres de educación ambiental para niños, jóvenes y adultos.
  5. Colocación de puntos verdes para la recolección de envases de vidrio de un solo uso.
  6. Voluntariado juvenil ambiental.
  7. Recolección de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.

Por otro lado, Jurgen Habermas (1981), otro representante de la escuela de Frankfurt, planteó que la razón que cosifica puede revertirse mediante la acción comunicativa: actuar buscando conectar con el Otro, reconocer y valorar su diferencia y creencia. Es un llamado al reconocimiento, la comprensión y la empatía, habilidades que justamente la Educación busca instaurar en la civilización. 

 

Estas son unas de las tantas maneras que existen para poder “hacer algo” a favor de nuestro pálido punto azul, para evitar que el ángel de la historia vea los desastres, para evitar seguir instrumentalizando todo lo que vemos y sentimos.

 

El medio ambiente no es solo un recurso más, nosotros tampoco lo somos. Llega el momento de reconocernos a cada uno de nosotros, de reconocer a la naturaleza y todo lo que tiene por darnos. En este sentido, la cooperación, la acción y la comunicación se plantean como estrategias para reducir los peligros de un planeta que cada vez se hace más pálido debido a la extinción de diversa nuestra flora y fauna.