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LA MUERTE DEL AGUA: UNA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

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Autora: Angie Caroline Colque Osco

La academia define el ‘‘agua’’ como el componente más abundante de la superficie terrestre y que, más o menos puro, forma la lluvia, las fuentes, los ríos y los mares; y a ‘’saneamiento’’  como el conjunto de técnicas y elementos destinados a fomentar las condiciones higiénicas en un edificio, de una comunidad, etc.

Ambas definiciones describen en gran parte lo que busca impulsar la ODS 6 en el marco de la Agenda 2030 de la ONU. Es realista comentar que el agua aborda en espacio el 70% de nuestro planeta, en donde del 100% de su totalidad el 97.5% es agua salada y solo el 2.5% es agua dulce, de esa cantidad el 1.74% de agua dulce está en los glaciares y del 0.76% restante, el 0.75% está en el agua subterránea y solo el 0.01% es el agua dulce que consumimos, obteniéndose ésta de lagos y ríos. Sobrevivimos con una cantidad que singularmente parece poca pero que en realidad ha comenzado a escasear brutalmente desde hace unas décadas.

El cambio climático producido por el ser humano y sus creaciones, han llevado a que este recurso que era catalogado como “renovable” haya pasado a ser “ no renovable”. Es necesario decir que esta probable “muerte”, esta responsabilidad catastrófica nos corresponde a todos y a todas.

Otro hito que no ha podido ser resuelto hasta la actualidad es la accesibilidad al saneamiento en los hogares, no disponer de una adecuada eliminación de residuos sólidos y líquidos afecta la higiene y salud de las personas además del entorno que los envuelve. Este carecimiento de servicio en entornos rurales, perjudica además la agricultura o ganadería de poblaciones, afectando no solo su producción y desarrollo, sino limitando la soberanía alimentaria de todo su espacio poblacional.

La gente debe saber que el acceso al agua limpia y saneamiento es un derecho, y que así como algunos gozan de este derecho deben asumir ‘in facto’ ciertos deberes, que se resumen en simples palabras al cuidado del recurso.

Así como los componentes de un ordenador tienen su lugar preciso para dar funcionamiento a una máquina, nosotros como sociedad tenemos el nuestro. El objetivo de las empresas será delimitar el uso excesivo de agua en su producción, crear estrategias que optimicen su recurso, no verter desechos tóxicos en ríos, etc. La labor del estado es la de crear y aprobar políticas ambientales que protejan el agua, que impulsen el saneamiento en todas las viviendas y que permitan su distribución a todos y todas. La labor de estudiantes y científicos será la de comunicar la realidad de nuestra agua a través de ensayos y resultados, además de crear nuevas maneras de limpiar el agua dañada, de recuperarla en algunos casos o depurarla en otros. Nuestra labor como ciudadanos de a pie, es cuidar lo que tenemos en casa y alrededores.

Son diversas las iniciativas para cuidar el agua que conocemos desde niños y en caso de que aún no la apliquen en sus hogares se resumirán en 5 pasos.

 

  1. Evita echar aceite al inodoro o lavabo, no es un líquido que pueda desecharse fácilmente. Solo se necesita de 1 litro de aceite para contaminar 1000 litros de agua. Por ello la importancia de que averigües en tu comunidad donde si puedes vertir este elemento.
  2. Ahorrar el agua al lavarnos los dientes. Mientras esperamos la ducha caliente podemos recolectar el agua en un envase que pueda servir para otros fines, usemos el lavabo eficientemente y no durante todo nuestro proceso de lavado, usar las lavadoras cuando sea necesario y reutilizar el agua que elimina en otros fines es importante también.
  3. Usar reductores de caudal en algunos puntos de nuestras conexiones, es importante para optimizar la fluencia intempestiva del agua en algunas zonas.
  4. Reciclar nuestros residuos orgánicos y no vertirlos en el agua es un punto fundamental, puedes hacer compost con el mismo.
  5. Incluirte a voluntariados que ayuden causas como la potabilización de agua en zonas vulnerables, participar de programas de concientización a la población, difundir información valiosa o implementar por iniciativa propia proyectos que ayuden a preservar el agua y saneamiento de la misma, son excelentes alternativas también.

 

Es momento de responsabilizarnos de una causa o consecuencia que nos corresponde a todos, no seamos egoístas en solo privarnos de goce personal, existen generaciones nuevas que merecen una vida de calidad, que merecen una vida, el agua es vida y sin agua simplemente ya no la habría. Si sumamos nuestros esfuerzos por reglamentar su cuidado y hacemos del mismo una cultura, podremos evitar que este recurso no solo no se agote si no que, pueda llegar a todas las personas que lo necesiten.

 

No olvidemos que aquellos que más sufren de la escasez de alguna cosa son aquellos que menos acceso tienen a la misma.