Autora: Priscila Belen Chávez Cerna
Vivimos en un mundo bastante interconectado, suceso que nunca jamás se ha visto en la historia de la humanidad, pero nada de eso ha bastado para mantener la unidad. ¿Acaso no es curioso? Aún vivimos tiempos de guerras, gente inocente sigue muriendo y los conflictos siguen apareciendo. Lejos de las implicancias locales, dichos conflictos tienen repercusiones mundiales y daños monumentales. Los avances de integración y cooperación siguen viéndose amenazados, y es que la visión de comunidad se está perdiendo. No, no te equivoques. Este no es un mensaje desesperanzador, sino una alarma al corazón.
El costo humano del conflicto
Seguramente has escuchado del aún vigente conflicto armado entre Rusia y Ucrania. Pues bien, según el portal web France 24, el presidente Volodímir Zelenski “cifró en una conferencia de prensa el domingo 25 de febrero en 31.000 soldados ucranianos que habrían muerto desde el comienzo de la invasión rusa” (2024). Dicho dato sorprendió al mundo, ello sin considerar el número de fallecidos de su contraparte rusa y la cifra de civiles muertos y heridos. Al margen del trasfondo del asunto, es indiscutible que los conflictos representan un costo prescindible de vidas humanas.
El sufrimiento de las familias y la destrucción de comunidades a costa de ideales atestiguan del pesaroso impacto devastador que traen consigo los conflictos armados, y es que detrás de las cifras estadísticas que se puedan conocer, las pérdidas humanas son un sufrimiento personal y universal a la misma vez. Teniendo presente que “diariamente estamos expuestos a la violencia, la frustración y la injusticia” (Celi, 2023), la cruda realidad es que aún existe resistencia a reconocer la humanidad compartida que poseemos. Todo ello indica que, al parecer, aún queda mucho por aprender de la historia.
La imperiosa necesidad de una visión global
Por supuesto que se han logrado avances significativos en términos de cooperación internacional que han construido cada día una comunidad internacional más pacífica, pero aún existen casos alarmantes en donde al parecer se evidencia una visión mucho más fuerte del sentido-país, olvidando que juntos somos más fuertes. Por ello, es menester fortalecer y adoptar una visión de comunidad global, lo cual implica “tener una combinación de empatía y conocimiento sobre la interconexión mundial” (Red de universidades Anáhuac, 2023).
Por supuesto que el mundo de conexión digital afianza la interdependencia del efecto de problemas entre los países, y es que los impases de una región afectan a muchos sino a todos. Y sí, reconocer dicha interdependencia es el primer paso en el largo camino por la construcción de un mundo pacífico. Recuerda que los desafíos económicos, sociales y medioambientales no distinguen fronteras; por ende, es necesario adoptar una respuesta colectiva y coordinada en el plano internacional.
Luz al final del túnel
Toda persona anhela vivir en paz. Es momento de bajar la intensidad del ruido de los conflictos y empezar a escuchar con mayor claridad los clamores desesperados de la gente y países enteros clamando con agonía por el fin de la guerra. Aunque resulta difícil de concebir, por muy fuertes que aparenten ser las barreras políticas y culturales, la esencia del ser humano que comparte cada individuo es aún mucho más fuerte. Por tanto, es imperioso encaminarnos en la construcción de un ambiente pacífico. Se debe tener presente que, por más oscuro que esté el panorama, la luz al final del túnel es lo que alienta. Ten presente que si hay una lucha digna de ser librada, es el combate por la paz.